Actividades como la minería, la extracción de petróleo y las prácticas inapropiadas de ganadería, agricultura o turismo, pueden producir efectos negativos en el ambiente. Algunos de estos efectos pueden ser directos como el uso no regulado de fuentes de agua, o el incremento en el número de caminos con el consecuente aumento del tránsito, que puede llevar a atropellamientos y disturbio de la fauna, o dar mayor acceso a los cazadores furtivos. Otros factores poseen efectos indirectos, como la modificación de la cobertura vegetal que posee un impacto directo sobre las especies presas. Fenómenos globales, como el cambio climático, potencian y expanden los efectos de estas amenazas que modifican el ambiente.
Intervenciones de conservación:
Ciertas prácticas ganaderas derivan en situaciones de conflicto, donde ciertos carnívoros nativos (en especial pumas y zorros) atacan al ganado doméstico. Esta situación genera que los productores ganaderos cacen a los carnívoros de modo indiscriminado, afectando a otras especies como el gato andino e incluso a animales carroñeros. En Patagonia norte, la cacería es tan elevada que más de la mitad de los registros de presencia de gato andino obtenidos corresponden a animales que han sido cazados.
Intervenciones de conservación:
La cacería para usos tradicionales, caza oportunista o la caza de poblaciones de presas, puede ser una amenaza importante en algunas áreas de la distribución del gato andino, y puede conducir a la reducción de sus poblaciones.
Si bien estas prácticas tradicionales solían ser sustentables con el medio ambiente, a una escala mayor pueden producir un gran desequilibrio en el ecosistema que afecta a todas las especies que forman parte de él.
Intervenciones de conservación:
Los carnívoros domésticos, tradicionalmente considerados mascotas, afectan a las poblaciones silvestres de diversos modos. En primer lugar, la presencia de perros en zonas silvestres, sean estos cimarrones o domésticos sin control, causa que estos animales cacen fauna silvestre. En segundo lugar, los perros y gatos domésticos pueden actuar como reservorios o vectores de parásitos y enfermedades que se transmiten hacia los animales silvestres. Este tipo de eventos han ocurrido con otras poblaciones de carnívoros, generando severas reducciones poblacionales locales.
Intervenciones de conservación: