Un altavoz rompe el silencio que envuelve al pueblo. Tras un breve carraspeo, una voz se aclara para dar su mensaje:
—Se avisa a todos los hermanos de la comunidad de Lagunillas del Farallón que hoy, nuestros amigos de la Alianza Gato Andino estarán realizando la vacunación de nuestras mascotas. Por favor, traigan a sus perros y gatos…
Tal como anunciaba la voz, la jornada se extendió durante todo el día. Poco a poco, fueron llegando rostros conocidos y otros nuevos: blancos, negros, marrones y de todos los colores. Algunos venían en brazos, otros a cuatro patas. Varios gatos, envueltos como “taco michis” para viajar seguros, aparecían desde distintas direcciones del pueblo. El tiempo transcurría entre vacunas sextuples, triples, antirábicas, sumándose nombres y huellas.
Además de la vacunación, se tomaron muestras de sangre para analizarlas en laboratorio, con el fin de detectar enfermedades emergentes que pueden afectar no solo a las mascotas, sino también a la fauna silvestre, incluido el gato andino, ese guardián esquivo de las alturas.
Con el atardecer, el altavoz se apagó y el gélido soplido del viento tomó su lugar. Claudia Ancasi y Florencia Rivera, nuestras veterinarias, cerraron la jornada exhaustos, con las manos ocupadas desde la primera hasta la última hora.
Un día después, la historia se repitió a 40 kilómetros, en la comunidad de Loma Blanca. Sin parlantes, pero con el mismo hilo conductor: compromiso, calidez y participación. Más mascotas se sumaron, alcanzando un total de 110 vacunadas y desparasitadas.
Protegerlos a ellos es proteger lo nuestro. Es cuidarnos a nosotros mismos y a la vida que recorre los cerros.
Te invitamos a recorrer esta galería y revivir, imagen a imagen, los momentos que marcaron estas jornadas, así como la alegría de las familias al proteger a sus compañeros. Recuerdos que nos inspiran a seguir cuidando lo nuestro.