UN VIAJE POR LA PUNA…
Y POR LO INVISIBLE

Podés recorrer la Puna una y otra vez. Volver al mismo lugar, pararte sobre la misma roca, incluso en las mismas estaciones o en los mismos días del año. Pero nunca será igual. Cada viaje tiene algo irrepetible: el juego de luces sobre los cerros, el viento, la temperatura, quién nos acompaña, o incluso el ánimo con el que nos enfrentamos al paisaje. 
A veces, entre tanto silencio y vastedad, un ave, un reptil o un mamífero surge como un regalo inesperado. Sin embargo, hay secretos que la naturaleza guarda con más recelo. Algunos que, por más que se los busque con perseverancia, sólo se revelan a unos pocos afortunados. 
Paisaje de El Peñón, en Catamarca, Argentina. Se puede apreciar el típico ambiente de la puna andina.
Eso fue lo que ocurrió en el norte de Catamarca, cuando la empresa de turismo Socompa Adventure Travel, con más de 20 años de experiencia en la región, se sumó a una colaboración con la Alianza Gato Andino (AGA) para mirar la puna desde otra perspectiva: a través de los ojos del gato andino. 
Desde AGA identificamos en Socompa un aliado estratégico, con potencial para contribuir a la conservación desde el turismo. Una empresa con compromiso real, con un modelo de impacto certificado por B Lab, que impulsa experiencias de “viajes con propósito”: formas de conocer el territorio que también generan valor en las comunidades locales y en la naturaleza.
Así nació una colaboración que propuso observar el paisaje cuando nadie lo mira, con herramientas que revelan lo que los sentidos humanos no alcanzan a registrar: cámaras trampa.
Juan Reppucci, miembro de la Alianza Gato Andino, fotografía a Luis Giramonti, guía de Socompa, durante la instalación de una de las cámaras trampa.
Gracias a la experiencia de Juan Reppucci, miembro de la Alianza Gato Andino, quien lleva años estudiando a esta especie, y con el acompañamiento del guía de Socompa Luis Giramonti, se instalaron cámaras en zonas cercanas a El Peñón, en la provincia de Catamarca.
Días después, Luis regresó al sitio junto a un pasajero italiano para revisar una de las cámaras y reprogramarla. Fue entonces cuando el gato andino quedó registrado al día siguiente. Una prueba de cuán cerca pueden estar estos felinos esquivos, aun cuando nuestros sentidos no los perciban.
Registro nocturno del gato andino captado por una cámara trampa instalada cerca de El Peñón, Catamarca. ©Socompa / AGA
Este hallazgo no solo es un hito, sino también el inicio de una alianza a largo plazo. La Alianza Gato Andino y Socompa proyectan continuar trabajando juntos para: Desarrollar nuevas áreas de monitoreo de la especie, fortalecer la educación ambiental en comunidades locales, Impulsar un turismo consciente, respetuoso, y conectado con la conservación.
Cada paso en esta alianza nos acerca no sólo al conocimiento y protección de una especie en peligro, sino también a la construcción de un modelo de turismo que valora el silencio, la espera… y da lugar a la sorpresa.
Las cámaras trampa no solo registran al gato andino, también nos revelan la vida secreta de muchas otras especies que habitan la puna. ©Socompa / AGA

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