El 8 de marzo llegué a casa luego de realizar un curso de capacitación y encontré a Pastora y Lua, las Perras Protectoras de Ganado reproductoras, en celo. Ya habíamos decidido darle un descanso a Pastora este año, así que me concentré en hacer todos los arreglos para llevar a Lua con Urco, el macho reproductor que el año pasado produjo una hermosa y fuerte descendencia. En ese momento, el COVID-19 estaba empezando a mostrar lo verdaderamente peligroso que era, y las información de la crisis en Italia estaba en todas las noticias de Argentina.
Lo primero que descubrí fue que los dueños de Urco no estaban, así que después de varias llamadas telefónicas nos encargamos de proporcionarle toda la atención médica necesaria previo a su reunión con Lua. Mientras tanto, la situación en casa con dos perras en celo y sus hormonas por las nubes no era fácil, se estaban volviendo agresivas entre ellas y con mis propios perros. Para facilitar las cosas, empecé a llevar diariamente a Lua a la casa de Urco, una fincaa tres kilómetros de mi casa en las afueras de la ciudad. Los perros se llevaban muy bien, jugaron todo el tiempo mientras yo los observaba. La casa estaba vacía, excepto por Norma, la cuidadora de la casa que va todos los días. Mientras tanto, varios casos positivos de COVID-19 comenzaron a aparecer por el país, principalmente de personas que regresaban a Argentina desde el extranjero después de las vacaciones de verano. El Gobierno estaba en completo shock. El Ministro de Salud de la Nación dijo «creímos que iba a llegar más tarde», mostrando lo poco preparados que estábamos para esta pandemia, y se comenzaron a implementar formas de reducir el contagio. El 16 de marzo se recomendó «permanecer en casa» y fue acompañada con el cierre de las escuelas. Así que, en ese momento empecé a llevar a Lua a la casa de Urco con mi hija Noa de 3 años, que estaba muy feliz pensando que la perra iba a tener cachorros.
Pasaron varios días y los perros siguieron jugando, jugando y jugando… No pude quedarme todo el día para cuidarlos, pero según Norma no había ninguna “acción”. El 20 de marzo se decretó la cuarentena obligatoria en Argentina, con el despliegue de policías y militares en los accesos a los pueblos pequeños como el que vivimos. Con Norma, que estaba muy involucrada en esta telenovela canina, ideamos planes creativos para reunirlos, ¡pero los perros seguían jugando! Me estaba preocupando ya, porque el celo iba a pasar, e incluso cuando todo el mundo me dijo que en ese momento en particular no era una gran preocupación, lo era para mí, y para todos los productores en el campo que esperan ansiosamente un Perro Protector de Ganado que les ayude a reducir los problemas que tienen con los pumas.
El 23 de marzo recibí un mensaje de Norma diciéndome que los perros finalmente habían concretado, ¡las dos estábamos tan felices! Al día siguiente no llevé a Lua con Urco’s porque el veterinario de Wildlife Conservation Society (WCS) me recomendó dejarla descansar, y un día después ya pelearon al encontrarse, por lo que la llevé a casa. Con la cuarentena aún en pie, no podemos hacerle una ecografía a Lua para confirmar que está embarazada, pero mantenemos los dedos cruzados, esperando que a pesar de la pandemia el amor haya encontrado su camino y en unas semanas más podamos tener una nueva camada de cachorros.
Dra. María José «Maco» Bolgeri
Coordinadora de Campo del Programa de Mitigación de Conflictos